Cuando llegan a nosotros las enfermedades y con ellas las eventualidad de regresar al mundo espiritual y dejar todo lo que nos rodea, nos intranquilizan y nos retan a pensar en que existe algo más allá de lo que vemos y de lo evidente. Intuimos entonces que no somos solo un cuerpo viviente. Es un hecho que estos males llegan por lo general, justamente cuando creemos que todo en nuestra vida es perfecto y dado que no hemos aprendido de los pequeñas crisis no estamos preparados para librar grandes batallas.

Es importante hacer énfasis en la importancia del acompañamiento espiritual desde el inicio de la enfermedad, ya que conlleva a un mejor resultado en el proceso de tratamiento de la enfermedad, así como en la disminución de los efectos adversos de los medicamentos, y en el tiempo de tratamiento.